Marca Aquiles Torres

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miércoles, 25 de junio de 2014

En septiembre de 1974 los Quilapayún actuaron por primera vez en España


Entrada Nº 3

Fotografía realizada por Aquiles Torres 
de un póster de Quilapayún de septiembre de 1974

En un caluroso mes de agosto del año 1974, acompañado de un amigo, entré a España por el paso fronterizo de Portbou. Por razones de seguridad mi mujer y mi pequeño hijo Alejandro se quedaron en Rumanía esperando noticias mías.

Viajé acompañado de mi amigo Miguel Bravo, a quien había conocido meses antes en un vuelo que nos llevó desde Lima a Frankfurt. Dicen que después de cierta edad es muy difícil hacer amigos de verdad, sin embargo han pasado años 40 años y Miguel sigue siendo lo que yo llamo un “amigo hermano”. Veníamos desde Rumanía en un largo periplo en tren en el que atravesamos la ex Yugoslavia, Italia, Suiza y Francia. Fue un viaje duro y desgastador. Cinco días duró la odisea desde que salimos de Bucarest hasta que llegamos a la Estación de Francia en Barcelona.

Los primeros meses en Barcelona fueron duros. Afortunadamente nos echó una mano una organización catalana llamada Agermanament, con la que me había contactado José Estelrich, secretario del Obispo de Mallorca. Durante algunos meses nos dieron techo y un cuarto de baño. Cama sí que no teníamos, porque otros chilenos que colonizaban el departamento se habían apropiado de todas las habitaciones. Como era verano, nos dio igual. Decidimos dormir bajo palio debajo de la mesa, tendidos sobre el suelo. Como no teníamos ni colchón ni sábanas ni cobertor, decidimos utilizar un mantel lleno de agujeros que durante el día se usaba para cubrir la mesa y, por la noche, nos servía de tapa. Fue entonces cuando experimenté las mejores evidencias de la generosidad del hombre y también del egoísmo más ancestral.

En aquellos días la organización Argermanament estaba ayudando tanto a chilenos con dificultades en el interior de Chile, como a otros que habían llegado por sus propios medios a Barcelona. Según me informaron, Agermanament había sido creada 15 años antes por organizaciones cristianas, pero me consta que luego se unieron personas de ideologías diversas, todas los cuales tenían en común la lucha por los derechos humanos.

1974 fue un año especialmente convulso en España. La mayoría de los españoles clamaba por el fin del gobierno de Francisco Franco. A pesar de que en marzo en Barcelona había sido ejecutado el joven anarquista Salvador Puig Antich, probablemente como medida intimidatoria, después de 35 años de una dura dictadura, la sociedad española había perdido el miedo a disentir. Además el 25 de abril de ese año, en Portugal, tuvo lugar el levantamiento militar llamado “La revolución de los claveles”, acabando así con la dictadura salazarista que, desde 1926, mantuvo a los vecinos portugueses dentro de un puño de hierro. Entonces todos pensaron que tras la primavera democrática de Portugal llegaría la primavera de la libertad a España. Lamentablemente aún faltaban diecisiete largos meses para que Franco falleciera de muerte natural y comenzara un período de tiempo llamado “la transición”.

En medio de este caldo espeso de represión y de lucha, Agermanament intensificaba su trabajo por la libertad. Yo tuve la suerte de ser testigo de hechos entonces extraordinarios, como por ejemplo el primer concierto público en España de los Quilapayún, los días 20 y 21 de septiembre de 1974. Cuando nadie creía que en España, en un lugar público y con público, fuera posible escuchar canciones que clamaban por la libertad, Agermanament consiguió que el gobierno español aceptara la actuación de “Los Quila”. Cuando llegaron a Barcelona, los pocos chilenos que entonces vivíamos en la Ciudad Condal fuimos invitados a la sede de Agermanament a un encuentro al que asistieron Eduardo Carrasco, Willy Oddó, Hernán Gómez, Carlos Quezada, Hugo Lagos y Rodolfo Parada. Fue emocionante, porque tuvimos la oportunidad de dialogar con ellos y, además, ver una documental sobre Chile y el golpe de estado. 

Finalmente se celebraron dos conciertos, ambos en el Palau Blau Grana de Barcelona. El primero tuvo lugar el viernes 20 de septiembre de 1974, y el segundo el día sábado 21. Yo tuve la suerte de ir al primero. Aunque se prohibió hacer publicidad de ambos eventos, el Palau Blau Grana estaba lleno. Mientras “los Quilas” cantaban, afuera, miles de personas que no pudieron entrar, durante todo el concierto permanecieron tatareando sus canciones. Sin embargo la alegría no fue completa, porque dentro y fuera de la sala permanecieron amenazantes los “grises”, la policía armada del régimen franquista. Recuerdo que había autobuses llenos de policías y también muchos montados en caballos en actitud amenazante. Ahora pienso que esa noche tuvimos mucha suerte porque ninguna chispa encendió la mecha de la represión. A pesar de nuestros gritos combativos, prohibidos en esa época, yo todavía no me explico cómo no cargaron contra todos nosotros como hacían, sobre todo, con el combativo movimiento universitario español.

Dentro del recinto el clamor contra de los golpistas chilenos y por la democracia en España fue incrementándose a medida que transcurrían los minutos. Aquello fue como una catarsis que nos permitió sacudirnos nuestras emociones y volver a cargar nuestras pilas de esperanza. Durante la actuación yo miraba en 360 grados y pude ver cómo todos los presentes con sus gritos intentaban sacarse de sus tripas toda la ponzoña de la injusticia. El punto culminante fue cuando los Quilapayún interpretaron “El pueblo unido jamás será vencido”; lo cantamos todos y casi todos terminamos llorando de emoción.

De esa visita, además del recuerdo de un remolino de emociones, nos quedó el programa del concierto y un póster en el que todos los integrantes de “Los Quila” estamparon su firma y nos dedicaron mensajes de esperanza. Esta noche de junio, mientras termino de escribir estas vivencias para compartirlas con vosotros, lo tengo en mis manos tratando de restaurarlo para fotografiarlo. Ahí va para ustedes una fotografía de este cartel que a pesar de ser una modesta pieza gráfica impresa, para mí y mi familia tiene un valor inmenso, porque forma parte de nuestro exilio.

3 comentarios:

  1. Muchos lectores me han escrito diciéndome que no saben cómo publicar entradas.
    Miraré qué sucede y los lo cuento.
    Mientras tanto, cualquiera opinión pueden enviármela a mi Gmail (también tengo Hotmail)
    Mi dirección de Gmail es:
    aquilestorresretamal@gmail.com

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    1. Me encanto tu relato Aquiles.Una parte de la historia en que Chile perdia su democracia y Espania estaba ya por recuperarla.Me hizo pensar en mi padre que de seguro habria sido uno de los participantes.Era como estar leyendo sobre el proceso previo que se vivio en Chile antes de volver a ella.Hace unos dos meses asisti a una presentacion del Quila y del Intillimani en la U.Federico Santa Maria de Valparaiso.Muchas canciones del recuerdo,como las que presentaban en las penias de nuestra Universidad.Recuerdas?Por supuesto que me cante muchas de ellas ese dia.Fue un gran momento para mi.Estare en espera de otros relatos.Un abrazo.

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  2. Que linda historia ., todos deberiamos leer este episodio tan importante que nuestro amigo paso......

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